El 8 de marzo no es otro día más. Por Marta Milesi

El Día Internacional de la Mujer es un evento propicio para invitarnos a mujeres y varones a reflexionar y a seguir debatiendo sobre la situación de las mujeres en nuestra sociedad. Con este compromiso debemos continuar el largo camino recorrido hasta acá y poner en el debate público los temas que nos preocupan como mujeres y como funcionarias públicas.
Si bien, desde Naciones Unidas se ha propuesto debatir sobre la posición de las mujeres en el mundo laboral, reclamando la visibilización del trabajo de cuidado y doméstico y la participación de las mujeres en igualdad de condiciones en el mercado del trabajo, no podemos dejar de hablar de las muertes evitables de mujeres.
Los femicidios, las violaciones, el acoso y las prácticas de abortos en condiciones inseguras, ponen en riesgo la salud y la vida de miles de mujeres día a día, víctimas poco visibles de una cultura machista, de un sistema misógino que avala y también fomenta la discriminación, la desigualdad y la violencia hacia las mujeres.
Es imprescindible, entonces, que se hable y se debata sobre las condiciones en que discurre la vida de las mujeres y las niñas y la manera en que sus derechos humanos, reconocidos y garantizados en tratados internacionales a los que Argentina está adherida y en nuestra propia constitución, no pueden ser ejercidos libre y efectivamente.
En tal sentido, es prioritario poner a debate, una vez más, las leyes y políticas públicas sobre el aborto y los femicidios, sobre los dispositivos institucionales y la política criminal y los mecanismos de prevención de la violencia y la discriminación hacia las mujeres.
Resulta prioritaria la discusión acerca de la despenalización del aborto, la profundización en la persecución e incremento de las penas de los delitos cometidos en un contexto de violencia de género, de los mecanismos institucionales para abordar su atención y prevención. También facilitar el cambio de paradigma en relación a la posición de los varones y la búsqueda de relaciones de género igualitarias y solidarias, a través de programas y políticas sobre nuevas masculinidades y relaciones de familia democráticas.