Desde lo geopolítico, un resabio anacrónico de un paradigma imperialista que, en la actualidad, no admite ningún tipo de sostén lógico más allá de la prepotencia que por, la fuerza, impuso y sigue imponiendo un estado colonialista. Estado que la historia muestra como responsable de sembrar injusticia, muerte y sometimiento a lo largo y a lo ancho de todo el planeta, con el solo fin de engrosar las tristes arcas de una ¨corona¨ cubierta con la sangre de todas las etnias.
Desde el sentimiento, una herida abierta en el corazón de Latinoamérica que ve como los países ¨centrales¨ -países que por su poderío económico y militar debieran ser guardianes globales, velando por la justicia y el bienestar de la población, en un orden mundial que ellos mismos impusieron- vuelcan la balanza permanentemente en su favor y desconocen todo tipo de razones cuando están en juego sus ganancias.
Desde lo social, una deuda eterna de gratitud con nuestros soldados, con los miles de héroes anónimo. Esos enormes titanes que hoy, 32 años más tarde, tienen justamente ganado el agradecimiento de toda una sociedad que los reconoce por su enorme hazaña y por su entrega que no supo de límites.
Estos niños que se hicieron hombres pisando el suelo rocoso de nuestras islas, sufriendo las inclemencias del clima, el hambre y el maltrato en una precaria trinchera, sin contar con el equipo ni la vestimenta adecuada, soñando con un trozo de comida que les permita subsistir o con un rayo de sol -siempre esquivo- para calentar sus cuerpos entumecidos por el frío y la humedad. Estos hombres que aún eran niños y que sabían que la muerte rondaba sus posiciones, encarnada en un enemigo mejor equipado, con extensa formación militar y una larga experiencia en esto de andar por el mundo imponiendo su cuota de terror. Ellos, que superando al miedo y la desesperanza, supieron encontrar en sus convicciones la fuerza que les permitió mantener sus posiciones en firme y su bandera en alto hasta último momento. Estos valientes fueron ignorados primero y abandonados luego por una sociedad que no supo dimensionar la magnitud del sacrificio ni la proporción de la hazaña que habían llevado a cabo por todos nosotros, por su patria, por su tierra…
Hoy los tiempos han cambiado. El reconocimiento y la gratitud están en el corazón de nuestro pueblo. Nuestros veteranos ocupan el lugar que se merecen en nuestra conciencia y en nuestra sociedad, pero seguramente siempre van a faltar cosas por hacer. Nunca va a ser suficiente el esfuerzo por recuperar el tiempo perdido. Por remediar lo que en su momento, como nación, no supimos hacer y hoy lamentamos. Por todo ello… ! Gracias… y Perdón !
Ing. Leandro M. Tozzi
Legislador Provincial FpV por el Circuito Valle Medio
Río Negro – Argentina