“Ahora es el momento : Las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”.

Como cada 8 de marzo recordamos a las 110 mujeres muertas en el incendio de la fábrica donde trabajaban en el año 1908, en Nueva York. Ellas reclamaban por reducción de la jornada laboral a 10 horas, igual salario que los hombres y mejores condiciones laborales en el lugar de trabajo.
Este año, el lema del Día Internacional de la Mujer : ”ahora es el momento : las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”, reconoce la incesante lucha solitaria o colectiva de miles que en el mundo han alzado su voz, en defensa de sus derechos ,por la igualdad y por justicia. Este movimiento global, sin precedentes, ha hecho posible que temas como la violencia de género, la sexualidad, las condiciones laborales, la igualdad en el salario, el aborto, formen parte de la agenda política de gobernantes y decisores políticos. Y aunque las mujeres han logrado verdaderos avances, los hechos cotidianos nos recuerdan que todavía queda mucho por hacer, la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una meta por alcanzar.
No es casual que en nuestra provincia, sean mujeres las que legislamos por sus derechos, nada nos ha impedido superar ideologías político partidarias, filosóficas o de religión, leyes sobre la protección del embarazo, salud sexual y reproductiva, anticoncepción de emergencia, atención sanitaria del aborto no punible, demuestran que cuando se unen fuerzas y se unifica en una sola voz el reclamo de oportunidades y derechos , el poder imparable de las mujeres puede cambiar paradigmas y generar el debate maduro que garantice llegar a las mejores decisiones.
En palabras de la Directora Ejecutiva de la ONU Mujeres, referidas a que la nueva agenda Mundial 2030 , asumida y firmada por los líderes del mundo “ofrece una oportunidad auténtica para impulsar cambios duraderos en materia de derecho e igualdad de género, tenemos la oportunidad de hacerlo realidad, de abordar normas culturales y sociales profundamente arraigadas y a leyes y políticas discriminatorias que impiden a niñas y mujeres desarrollar todo su potencial. Es inaceptable que sigan siendo víctimas de todo tipo de violencia en todos los espacios imaginables: en sus hogares, escuelas, trabajo, instituciones del estado y privadas, en las calles “.

Hoy como nunca debemos renovar nuestro compromiso y afianzar nuestras convicciones, no habrá un mundo más justo si siguen habiendo mujeres privadas de todos los derechos que como sociedad hemos reconocido a la persona humana.
Que este 8 de marzo y los que vengan sean un espacio y momento de reflexión sobre los logros alcanzados, una nueva oportunidad para reclamar por lo que falta, un reconocimiento de las acciones de valor y compromiso de mujeres comunes y públicas que han marcado hitos en la historia de sus pequeñas comunidades o en el mundo.