El amanecer del 17 de octubre de 1945, fue escenario de un acontecimiento histórico en el cual los trabajadores se convirtieron en los principales protagonistas de un hecho sin precedentes. Pequeños grupos de personas fueron conformando gruesas columnas que salvaron todo tipo de obstáculos para poder llegar a la Plaza de Mayo y ocuparla como gesto de protesta y reclamo por la liberación del general del pueblo.
Perón, como secretario de Trabajo y Previsión, se había ganado la lealtad de los obreros a través de importantes medidas, como numerosos aumentos de salarios, y proyectos que poco después se concretarían, como la Justicia de trabajo o el pago de las vacaciones y el aguinaldo. No obstante, la lealtad Peronista no surge sólo por los beneficios que recibieron impensadamente los trabajadores, sino porque advirtieron que había un hombre decidido a transformar la política argentina, y por ende el futuro de todas las familias.
Ese día, aquel 17 de octubre, nació la patria grande, la patria soñada, la patria anhelada, y de hecho se comenzó a escribir otra página de la historia, la del progreso. Este proceso de transformación se retoma con el transcurso de los años desde el inicio de la década ganada, con Néstor Kirchner como Presidente de la República. Luego, asumiría Cristina Fernández de Kirchner para continuar con un modelo de política nacional y popular que sigue agregando mayores beneficios a los trabajadores, y piensa, fundamentalmente, en el bienestar de las familias y en el futuro de sus hijos.
Prensa legisladora del FpV, Roxana Fernández.