Viedma capital del pueblo rionegrino

Viedma fue declarada como Capital definitiva de Río Negro mediante la Ley 852, aprobada el 20 de octubre de 1973 por unanimidad de todos los partidos políticos representados en la Legislatura de la provincia: el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical y el Partido Provincial Rionegrino. Fue la culminación de un proceso iniciado en 1955 con la creación de la provincia y previsto en la Constitución de 1957. Hoy, el Gobierno retomó esta idea fundada en pensamientos del primer gobernador constitucional, Edgardo Castello e impulsada y aprobada por el gobernador Mario Franco, primero elegido sin proscripciones.

Las pasiones encendidas

Hasta el año 1955 en el que se crea la Provincia, todo lo respectivo a nuestro territorio se resolvía en Buenos Aires, con una suerte de Delegado en la región.
Se vivía en un régimen republicano tutelado. La comunidad no tenía posibilidades de autogobierno, ni de elegir autoridades nacionales, ni de organizar su propio territorio.
Recién en el año ’51, durante el gobierno de Perón, comienza un proceso de provincialización de los territorios nacionales, con el que se empieza a designar representantes al Congreso y los ciudadanos pueden votar en esas elecciones nacionales por primera vez.
Poco antes del golpe del ‘55, se declara a Río Negro como provincia y en el ‘57 comienza a discutirse la primera Constitución de la provincia. Recién allí, se comienza a discutir cómo se iba a organizar como comunidad.
Esa Constitución tuvo una falla de origen porque una parte de la comunidad no estuvo representada ya que el peronismo estaba proscripto por la dictadura y por lo tanto no pudo concurrir a elecciones y tener representantes en el dictado de esa Constitución.
En ese proceso de organización, los convencionales del ’57 no pueden resolver un punto central que tiene que ver con el lugar donde iban a estar asentadas las autoridades de la provincia, la capital. Había muchas disputas entre sectores que no estaban de acuerdo con que Viedma fuera la capital y esta cuestión se resuelve dictando el artículo 4º de la Constitución del ‘57 que dice que será la Legislatura de Río Negro, luego de transcurridos 5 años de la vigencia la que declarará por Ley la capital definitiva. Fue una salida salomónica con bastante tino, porque las pasiones estaban encendidas.
Estos debates se hicieron en la actual Legislatura, en el mismo recinto que era el Teatro Argentino que había sido cine y teatro, donde sesionó la convención constituyente y después la Legislatura.

20 de octubre, un día de integración provincial

En el año ‘73, con el gobierno de Mario Franco, se dictó la Ley 852 que declaró a Viedma como capital definitiva de la provincia.
Esta Ley fue aprobada por unanimidad por todos los partidos políticos representados en la Legislatura: el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical y el Partido Provincial Rionegrino y por los legisladores de todas las regiones y ciudades. Por lo tanto el 20 de octubre es un día en el que se termina de cerrar el proceso de construcción y organización del Estado provincial. Es un día de integración provincial.
La integración es un concepto económico. Sin integración, una comunidad no se desarrolla. Cuando hay localismos mal entendidos es muy difícil que una comunidad pueda encontrar caminos, sumar esfuerzos y voluntades e integrar economías.
Un ejemplo es la ruta 23, que se está asfaltando por una decisión del ex Presidente Kirchner y que tiene un valor simbólico pero su principal valor es el económico, ya que integra el este con el oeste y la zona sur permitiendo un corredor turístico que va a alimentar la demanda sobre todo de Chile y otros sectores cordilleranos argentinos, con una vía de tránsito moderna, ágil y veloz hasta la costa rionegrina. Esto potencia el turismo, independientemente del transporte de carga entre el Pacífico y el Atlántico, la cordillera y el este.

La provincia como un todo

Hasta ahora sólo se le había dado importancia a esta fecha en Viedma, con lo cual se perdía de vista lo más importante: que todos los rionegrinos nos pusimos de acuerdo, no solamente con el proyecto del legislador Dante Scatena, sino con una decisión política de Mario Franco, un hombre del alto valle con una gran visión de la provincia, que junto al gobernador Castello funda una tradición que ve a la provincia como un todo.
Los planes de gobierno de Castello y Franco tenían la proyección de integrar a la provincia para el desarrollo y el crecimiento. Los localismos abortan cualquier proceso de construcción de un proyecto provincial.
En los ‘90 hubo un proceso de integración de las provincias producto de las ideas neoliberales, se llegó a pensar en regionalizar el país y reducirlo a sólo 9 provincias. Fue Roberto Dromi, ministro de Menem, el que instaló una visión economicista sobre que aquellos Estados que no son viables deben fusionarse con otros.
En Río Negro, durante el gobierno de (Pablo) Verani y (Jorge) Sobisch en Neuquén, hubo un tratado de fusión de provincias que se inscribía en esa lógica de achicarlas. Se habló de la gran capital del norte de la Patagonia con eje en Neuquén, Centenario, Plottier, Cipolletti y Cinco Saltos, totalmente inconstitucional porque nunca fue refrendado por la Legislatura.
Esto no contribuía para nada con esta idea de integración porque dejaba a la deriva al resto. Estas visiones despreciativas sobre los territorios que a veces se consideran improductivos o de escaso valor, suelen ser sesgadas e incluso equivocadas.
Sarmiento tenía una mirada despreciativa sobre la Patagonia. Si esas ideas hubieran prosperado nos hubiéramos quedado sin petróleo, sin energía hidroeléctrica, sin el gas, sin la pesca. Estas visiones de querer circunscribir a un territorio solo las regiones que están más desarrolladas y que producen más dinero son visiones muy pequeñas en un proyecto de provincia que nos comprenda a todos.
Nuestra obligación, nuestro desafío como gobierno es que aquello que estuvo postergado y no alcanza a desarrollarse, pueda lograrlo.
No hay territorios pobres, el tema está en encontrar caminos. El principal recurso de una comunidad es la inteligencia, la creatividad, la imaginación, la pasión y los sueños de sus habitantes.